Desigualdad en acceso a las vacunas

Mailen Agüero – Analista de Desarrollo de Negocios
Francisco Stefano – Director

Las vacunas constituyen una de las medidas sanitarias que mayor beneficio ha producido y sigue produciendo a la humanidad, previenen enfermedades que antes causaban grandes epidemias, muertes y secuelas.

Hoy en día, más de 26 enfermedades infecciosas comunes se pueden prevenir con vacunas. Y se encuentran en desarrollo más de 130 nuevas vacunas frente a las enfermedades infecciosas como la malaria, graves infecciones reemergentes como dengue o ebola, enfermedades parasitarias, etc.

La Organización Mundial de la Salud considera que la inmunización es una de las intervenciones sanitarias más eficaces y rentables. Ha erradicado la viruela, reducido la incidencia global de la poliomielitis en un 99 % hasta la fecha y reducido drásticamente la discapacidad y la mortalidad por difteria, tétanos, tos ferina, tuberculosis y sarampión.

A nivel mundial, la distribución de vacunas está determinada por cuestiones políticas, económicas, sociales, diplomáticas y relacionadas con la salud.

Si solo unos pocos países pueden vacunar a sus poblaciones, la brecha entre países ricos y pobres empeorará, en detrimento de los niños.

Según los datos oficiales publicados por la OMS y el UNICEF:

  • La cobertura global cayó del 86% en 2019 al 81% en 2021
  • Se estima que 25 millones de niños menores de 1 año no recibieron las vacunas básicas, que es el número más alto desde 2009.
  • El número de niñas no vacunadas contra el virus del papiloma humano (VPH) aumentó en 3,5 millones, en comparación con 2019.
  • En 2021, el número de niños sin vacunar aumentó en 5 millones desde 2019.

La mayoría de estos niños viven en comunidades afectadas por conflictos, en lugares apartados donde la atención es deficiente, o en entornos informales o barrios marginales, donde sufren múltiples privaciones, como el acceso limitado a los servicios básicos de salud y a los servicios sociales fundamentales.

 La equidad de vacunas significa que las vacunas deben asignarse en todos los países en función de las necesidades e independientemente de su situación económica.

 El acceso a las vacunas y su asignación deben basarse en principios fundamentados en el derecho de todo ser humano a disfrutar del más alto nivel posible de salud sin distinción de raza, religión, ideología política, condición económica o cualquier otra condición social.

El monitoreo de los datos a nivel subnacional es fundamental para ayudar a los países a priorizar y adaptar las estrategias de vacunación y los planes operativos para abordar las brechas de inmunización y llegar a cada persona con vacunas que salvan vidas.

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